LOS RETOS DE LA AGRICULTURA A MEDIDA QUE AVANZA EL CAMBIO CLIMATICO

  • Muchas tierras cultivadas sufren los efectos del cambio climático: sequías, inundaciones, cambios en la temperatura… La agricultura inteligente presenta algunas de las claves para luchar contra él.

El Cuerno de África lleva meses enfrentándose a la sequía más larga y severa de la historia reciente. A finales del 2022, se cumplía la quinta temporada de lluvias fallida consecutiva, con precipitaciones entre un 40 y un 70 % por debajo del promedio en países como Somalia.

Oxfam Intermón denuncia que uno de cada cinco niños en el país podría enfrentar formas mortales de desnutrición si no se toman medidas inmediatas. El impacto del cambio climático en la agricultura está directamente relacionado con la escasez de lluvias y la inseguridad alimentaria que amenaza a millones de personas en esta zona del planeta, pero que nos afecta a todos.

La estrecha relación entre agricultura y cambio climático

A medida que la temperatura del planeta aumenta, los impactos del calentamiento global se vuelven más graves. La agricultura se enfrenta a un escenario definido por sequías, inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos cada vez más numerosos e intensos. Un hecho que pone en peligro la seguridad alimentaria del conjunto de una población en constante crecimiento (a finales del 2022 alcanzábamos los 8.000 millones de habitantes en el planeta).

Se trata, además, de uno de los sectores que más emisiones de gases de efecto invernadero produce, entre el 19% y el 29% de las emisiones totales. Y, tal y como señala el Banco Mundial, aproximadamente el 80 % de la deforestación a nivel mundial se debe a la agricultura.

El aumento de la producción de alimentos también hará que el uso del agua se incremente en un 40 % a 50 % en las próximas décadas. Por lo tanto, su papel a la hora de mitigar el cambio climático también es crucial. Necesitamos cultivos que aseguren el aprovisionamiento de alimentos desde un respeto medioambiental.

No podemos pensar en el futuro de la agricultura, del cambio climático y del planeta sin una transformación de este sector. Esto implica adoptar prácticas más eficaces y sostenibles que puedan, por un lado, satisfacer las necesidades de una población global en constante crecimiento y, por otro, reducir su propio impacto en el planeta.

 

Los desafíos climáticos a los que se enfrenta la agricultura

La agricultura afecta al cambio climático al mismo tiempo que sufre las consecuencias de éste. Pocos sectores son tan sensibles al clima:

  • Cambios en las precipitaciones: los patrones de lluvia ya han comenzado a cambiar en todo el mundo, lo que conlleva períodos más intensos de fuertes lluvias y períodos secos más prolongados, incluso dentro de las mismas regiones. O no llueve, o llueve muchísimo más de lo que los cultivos pueden soportar.
  • Cambios en la temperatura: factores como el aumento de las temperaturas medias y el incremento de los periodos de calor extremo afectan al desarrollo de los cultivos agrícolas. El sector vinícola empezó a notar cambios hace años. Con el aumento de las temperaturas, la maduración de la vid se produce antes y se adelantan las vendimias. Además, tener unos veranos cada vez más calurosos y unos meses como agosto con temperaturas muy altas hace que los parámetros de madurez no sean adecuados y su ciclo vegetativo se vea perjudicado.
  • Inundaciones: tanto las inundaciones como el aumento del nivel del mar devastan cultivos, aceleran la erosión del suelo, contaminan el agua y dañan infraestructuras vinculadas a la agricultura.
  • Sequías: por su parte, la escasez de agua provoca que las cosechas se resientan y que incluso no puedan crecer. Los expertos advierten que el aumento paulatino de las temperaturas probablemente hará que los periodos de sequía sean más largos e intensos.
  • Cambios en la viabilidad de cultivos y ganado: los agricultores eligen variedades de cultivos que se adaptan bien a las condiciones locales. A medida que esas condiciones cambien en las próximas décadas, se verán obligados a repensar algunas de sus opciones, lo que puede significar realizar nuevas inversiones de capital, encontrar nuevos mercados y aprender nuevas prácticas.
  • Nuevas plagas, patógenos y problemas de malezas: también tendrán que hacer frente a nuevas amenazas. Un insecto o maleza que ya no puede prosperar en el norte de África puede encontrar en el sur de Europa un lugar perfecto en el futuro, y los agricultores tendrán que adaptarse.
  • Condiciones de trabajo cada vez más duras: a medida que se intensifica el calor, los agricultores se enfrentarán a condiciones de trabajo cada vez más duras y potencialmente inseguras.
  • Inseguridad alimentaria: las reducciones en la productividad agrícola o las pérdidas repentinas de cultivos o ganado probablemente tendrán efectos dominó, incluido el aumento de los precios de los alimentos y una mayor inseguridad alimentaria.

 

La agricultura inteligente para luchar contra la crisis climática

Uno de los caminos para luchar contra los problemas del cambio climático en la agricultura es buscar medidas que aborden la resiliencia y la mitigación de sus consecuencias para este sector. En este sentido, la agricultura climáticamente inteligente se refiere a una variedad de prácticas innovadoras que permiten aumentar la productividadmejorar la resiliencia al cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la actividad agrícola.

Actualmente, los agricultores africanos usan, en promedio, solo 20 kilogramos de fertilizante por hectárea. Para maximizar los rendimientos, se estima que los agricultores locales necesitarán multiplicar por diez esa cantidad de fertilizante. Hacer ésto de manera sostenible, sin daños ambientales a largo plazo, será crucial. No solo para el continente africano, sino también para el mundo. Según, World Economic Forum los vastos y fértiles suelos de África representan la mejor esperanza de la humanidad para la seguridad alimentaria en el futuro.

Una agricultura que enfatice la salud del suelo y la fertilización personalizada para lograr altos rendimientos sostenibles es clave para reducir su huella de carbono. La aplicación más eficiente del fertilizante correcto, sólo lo que el suelo y el cultivo específicos necesitan y usarán, reduce los desechos y la escorrentía hacia las aguas subterráneas y superficiales.

La agricultura climáticamente inteligente comprende una gran variedad de medidas de este tipo. Pero la más necesaria es, sin duda, abordar la raíz del problema: mitigar los efectos del cambio climático y limitar el ascenso de las temperaturas. Esto significa reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero de forma urgente e inmediata.

El desafío es conseguir una agricultura con altos niveles de eficiencia y sostenibilidad, basada en ciencia e innovación y con el rol protagónico de sus agricultores.