El río subterráneo más largo de Europa está en España
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En los alrededores de las cuevas de Sant Josep hay restos de ocupación humana desde el Paleolítico superior hace 17.000 años.
En Vall d’Uixó, en Castellón, existe un sistema de cuevas naturales que se desarrollaron durante el periodo del Triásico medio, hace unos 245 millones de años. Este espectacular enclave ha sido el asentamiento de los habitantes que poblaban este valle durante siglos, por lo que no existe una fecha concreta de su descubrimiento.
Hablamos de las Coves de Sant Josep o las grutas de San José, que constan de 2.750 metros de recorrido, donde se incluye el río subterráneo navegable más largo de Europa y que además mantiene un misterio sin resolver: nadie sabe dónde nace el río ni dónde está el final de su recorrido, que se pierde en el interior de las grutas imposibles de atravesar.
Un recorrido de 800 metros en barca
En el interior de la cavidad, la visita del pasaje subterráneo navegable comienza en el embarcadero. La extensión total del río subterráneo es de 800 metros y posteriormente hay una agradable caminata por terreno seco de 250 metros. La visita a las Coves de Sant Josep tiene una duración aproximada de 45 minutos y todo el interior de la gruta se mantiene constante a 20 grados de temperatura durante todo el año.
Declaradas Bien de Interés Cultural y Patrimonio Mundial de la UNESCO, el interior de las Coves de Sant Josep se compone de la Sala de los murciélagos, la Boca del forn, el Lago Diana, el Lago azul, la Galería de los sifones, la Cascada de la flor, el Peñón, el Lago del diablo, el Perro pachón, además de poder ver estalactitas y estalagmitas en el trayecto de la galería seca.
El Ayuntamiento de la Vall d’Uixó ofrece varias opciones para conocer este paraje único en Europa, además de la citada ruta en barca, se puede realizar con kayaks o incluso a través del programa ‘Singin’in the cave’, un ciclo de conciertos acústicos dentro de la cueva que se celebra anualmente.
Las Coves de Sant Josep a través de la historia
La primera exploración técnica documentada del interior de la gruta, se realizó en 1.897 con el objetivo de mejorar el aprovechamiento del río subterráneo para uso municipal. No obstante, pese a no estar habilitadas para la actividad turística como en la actualidad, el paraje alrededor del acceso a las cuevas ha sido un lugar tradicional de reunión entre la población local para la práctica de pícnics o para pasar el día con amigos y familiares.
Ya en el siglo XX, con el fin de evitar accidentes de quienes se atrevían a penetrar en las cuevas oscuras, se colocó una verja por seguridad. La instalación de la luz eléctrica en el interior tuvo que esperar hasta mediados del siglo XX, inicialmente proyectada para realizar investigaciones, pero que comenzó a atraer el interés de los turistas.
Finalmente, en 1958, llegaría el primer mapa topográfico de la cueva que, junto al acceso de la población a los vehículos particulares y la realización de obras para agrandar espacios y facilitar accesos, catapultó el turismo a la zona y de 3.000 visitas en 1960 alcanzó las 20.000 en 1961.
Actualmente, se siguen realizando incursiones en el interior de las Coves de Sant Josep para recorrer y topografiar las desconocidas entrañas de la cavidad. Como la Sala d’en Guillem, la última galería descubierta en enero de 2023 y que recuerda que en este espacio kárstico subterráneo aún queda mucho por descubrir, y es que la madre naturaleza nos está continuamente deparando sorpresas y mostrándonos su inagotable belleza.